lunes, 13 de junio de 2011

Las horas se derriten


Las horas se derriten

Despierto nuevamente en lo más profundo de mi cama, mis parpados lentamente se liberan de su letargo, miro el techo de mi cuarto y a mis lados y solo encuentro un profundo silencio, lentamente abro la cortina vino tinto, y dejo que mis dedos se deslicen por el vidrio empañado que entre sus gotas deja ver los visos de un nuevo amanecer, un suspiro se escapa de mis labios para combinarse con el frio que se cuela por debajo de mi puerta, es otro de esos días en los que me pregunto.. ¿Por qué con tanta belleza natural a mi alrededor, sencillamente no puedo ser feliz?...

Camino a través de los bosques de bambú, el fresco aroma de la mañana me despierta y me hace erizar y los suaves rayos del sol penetran en mis ojos recreándome un mundo tan vivo y tan colorido pero a la misma vez tan gris y frio… Es otra de esas clases de figura humana, la modelo es una mujer de alrededor unos 40 años, muy bien conservada para su edad y aunque la observo detenidamente, tratando de captar todos los detalles, para plasmar el escorzo de su desnudes, hay un detalle que me lleva más allá, un pequeño gesto con sus labios tan profundamente besados en un pasado y una mirada que trasciende el poder de las palabras…
De momento me siento estupefacto, embelesado, atento, curioso, palpitante e inquieto, mis manos garabatean y mi imaginación rompe la realidad, destrozo todo lo hecho hasta el momento y empiezo nuevamente con una idea fija en la mente, un sueño, un viaje en el tiempo, una taquicardia, algo de ropa pero sin desprenderme de aquel vórtice místico de sus expresiones faciales.

 

Ha pasado una semana ya, y no puedo desprenderme de aquella imagen latente en mis pensamientos, me siento en el pasto, me recuesto contra un árbol, me tumbo en la tierra observando las nubes esperando que su imagen se desvanezca con los algodones blancos del firmamento… tratando de olvidarla me he quedado dormido, me incorporo y mientras recupero mi visión veo borrosamente a lo lejos lo que parece ser una visión, un espectro levitante, sublime y cautivante, un cuerpo ondulante cubierto de mantas blancas, su rostro está cubierto de pies a cabeza, solo una pequeña porción se libera de tan cruel velo, sus ojos, hermosas gemas brillantes, de cejas arqueadas, de piel suave y tersa, de profunda belleza que me irradia paz y armonía… si esta es la personificación de un sueño, con gusto viviría levitante y etéreo el resto de mi vida… y así como llego se desvaneció…

 

Meses han pasado ya, ni siquiera recordaba a estas dos mujeres hasta aquella noche de mayo, en la que aburrido de las paredes, los libros y las clases, fui a beberme un poco de mi amargura, en ese bar, que parecía más bien un antro, sentado en un rincón, sobre cojines desgastados por los años, mientras escuchaba Wasted Time de Skid Row, la botella bailaba sobre la mesa,  toda mi vida parece a ver sido una pérdida de tiempo, arrancando una vez más la etiqueta húmeda de la cerveza mientras busco el fondo de mis pensamientos y al otro lado del bar la imagen de mis mas adolecentes sueños,  la personificación de la tortura de mis noches y del vacío en mi pecho, era la seguridad en su mirada, la lujuria en sus labios, la melancolía que callaba deslizándose por sus pulmones y siendo exhalaba en el humo del cigarrillo, que llevaba todas sus penas, penas que nadie jamás había escuchado, pues para todo el mundo, la vida la había hecho fuerte, casi impenetrable… podría ser eso cierto?...

De fondo los gritos desgarradores de Sebastian Bach, recordándome que he dejado ir demasiado lejos todo esto… Mientras ella se pierde entre la multitud y se mezcla con la noche, mis pasos persiguen el aroma de su cuerpo mezclado con humo y lluvia, mi lengua saborea cada gota sobre mis labios esperando saborear los suyos y en un instante la veo frente a mí, con el brillo y la seguridad en sus ojos, ese que tanto me había cautivado entre sueños, sus manos firmes en mis cintura y las mías recorriendo su torso, para terminar en un beso, un beso al humo de mis fantasías que ahora se desvanecía frente a mis ojos…

 

Las horas se derriten, mis manos se agrietan, los pensamientos se desvanecen, las ganas se inundan, el sentido pierde su razón de ser y aun faltan tantas horas para amanecer.... Y tú, a través de un gran cristal, de tubos catódicos y una oferta sin final, mueres lentamente.... lentamente antes de que nos pudiéramos rozar....


2 comentarios:

  1. Querido me parece un buen escrito, dejame agradecerte por decidir compartir tus letras, bueno aparte de lo q te había ya mencionado, qude con una pequeña duda en el presente relato, y es q siento en alguna parte se desconecta, como si contaras dos historias distintas. Pero igual me gusta que seas detallado en describir cada momento, el ambiente donde se vivencia todo, porque da mucho pie paa imaginar el momento.

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  2. Hola Johana, muchas gracias a ti por dedicarle tiempo a leerlos :), si es probable que tengas esas sensación, escribí esta historia en tres momentos muy diferentes, así que puede que la idea se haya roto en algún momento, mientras estuvo guardado e incompleto... y por el estado en el que me encontraba en cada uno de esos tres momentos... ajajaj te diste cuenta de ese pequeño detalle... tienes buen ojo... :) :) y si tenemos que charlar de lo otro también..

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