viernes, 10 de junio de 2011

Al Gato y la Luna



Es en lo más profundo de la oscuridad nocturna, cuando el gato sale de sus místicos sueños, recorre el largo camino hasta la cima de la montaña, allí en un hogar en ruinas, desolado, abandonado por el tiempo y por los recuerdos de las gentes que alguna vez vivieron allí, se adentra en sí mismo, la fría briza recorre su pelaje deseando penetrar sus huesos, pero su mente se halla en otro lugar, sus grandes y hermosos ojos azules se pierden en el horizonte, se pierden persiguiendo las melodías que canta el viento, son los chelos, los  violines, los pianos, el sentimiento que lo inunda y lo hace inmutable a las banalidades  humanas,  esta noche solo es él, las ruinas, la montaña, el viento en su pelo, las melodías en su cabeza, los pensamientos que recorren desde la punta de sus garras hasta los últimos pelos en sus orejas,  sus ojos azules, el cielo azul, la luna hermosa y gigante, que siempre en noches como estas lo ha acompañado desde la lejanía, callada y paciente, brillante y radiante, su belleza sublime siempre ha fascinado al gato, que durante las noches de luna llena le maullaba y la miraba fijamente, con las pupilas dilatadas y la taticardia desestabilizándolo, pero esta noche la luna se siente ausente, menguante, ha perdido su brillo, las nubes la enredan y la alejan de la vista felina…


Juntos han hablado solo que en tiempos diferentes, sus mensajes están escritos en el firmamento y sus telarañas se han puesto al descubierto, pero no es de extrañar que estas cosas pasen, el corazón felino es un elemento extraño, difícil de comprender en principio, pero es de los más nobles y justos que hay, en su esencia se ha escrito ser un gato solitario y aun en las mejores condiciones se escapa para poder estar consigo mismo, es selectivo, esquivo,  su mirada se encuentra rodeada de misterio, de inexpresividad, siempre indagando, cuestionando y cuestionándose a sí mismo, es por eso que no se hallaba, no encontraba respuestas en especies terrenas, de allí que se haya fijado en la luna, aquella de la que muchos han hablado, con la que muchos amantes han soñado, pero ninguno jamás ha alcanzado, es del gato la luna y de la luna el gato, aunque este jamás dejará de ser dueño de sí mismo y será firme a su propósito siempre que la luna brille para él.

Esta noche el gato se marcho sin decir nada, pero en su lugar dejo una rosa azul…. Esperando que la luna comprenda lo que todo esto significa...



2 comentarios:

  1. Me encanto el escrito...muy correcto y además el tema y los personajes son de todo mi gusto!
    felicitaciones

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