viernes, 10 de junio de 2011

Mujeres sin nombre


Memorias de mis sueños
Sábado 4 de junio de 2011
6:39 pm

Mi sueño se sitúa en mi antigua casa, un fin de semana en la mañana, salí a arreglar la entrada de la casa y me detuve a quitarle la suela a unos convers para arreglarlos, durante eso me daba cuenta que unos nuevos vecinos se habían mudado a la casa y en el local habían puesto una tienda, una venta de accesorios para mujeres, en el sitio se encontraban dos señoritas que trabajaban para la nueva vecina, las cuales me miraban con un singular interés,  fue mientras limpiaba la entrada de la casa que por descuido puse el balde dentro de la tienda y ensucie toda la entrada, me dirigí a una de las jóvenes que atendía en el lugar para pedirle algo con que limpiar a lo que ella parecía no entender mi lenguaje, al intentar salir del lugar frustrado por el fracaso en nuestra comunicación, sentí un tirón en el pecho, tenía un alambre enredado entre mi tetilla y mi camiseta, al quitarme lo que tenia puesto note que tenia puesto dos aros en las tetillas con algunas piedras negras, y uno de estos se había abierto y enredado en mi ropa, tuve que volver al mostrador a pedirle unas pinzas a la señorita, aunque con algo de esfuerzo logro entenderme, sobre la mesa había cualquier cantidad de adornos, algunos al parecer eran de mi mama y se habían revuelto con los de la tienda, mientras los separaba llego la dueña del negocio, una señora con un lenguaje, una apariencia y un vestir muy refinados para el contexto donde nos encontrábamos, muy amable y sonriente de hecho. Su vestido me llamo mucho la atención, no era un vestido común y corriente, tenía un cierto aire victoriano o barroco.

Ahora me encontraba en su casa, no era una casa cualquiera, era una mansión con un techo a más de 4 pisos de altura, grandes candelabros, detalles con motivos florales en oro, paredes y columnas en mármol, un comedor gigante, tallado a mano, con apliques en terciopelo vino tinto y remaches en oro.  Era una casa muy lujosa y muy adornada sin lugar a dudas era absolutamente victoriana. Todo en esta casa se veía influenciado por este estilo, hasta los sirvientes y yo, era como haber retrocedido en el tiempo.  En uno de los lados del gran comedor tenía un mueble lleno de cajones y cajoncitos, este también tallado a mano sobre la madera, tomo algunos recipientes en porcelana, me quito la joya, la puso en el interior, envolvió el recipiente en un papel similar al kraft pero más fino, lo amarro por el centro mientras decía algo como un conjuro en voz baja imperceptible para mis oídos. Me lo entrego y me dijo que jamás me volvería a hacer daño. 




Conocí a sus tres hijas las primera era una niña de alrededor de los 10 años, la segunda tenía 19 años y la ultima era un poco mayor que yo, tendría como unos 23 o 24 años. Todas eran supremamente hermosas y despertaban en mi algún tipo de sentimiento profundo y a su vez ellas sentían algo también muy profundo por mí, la primera me despertaba mucha ternura y cariño, es como si fuera mi hija, la segunda me despertaba mucho interés y mucho amor, es como si fuera mi novia y la ultima y la mas cautivadora de todas, la que más me atraía, la más hermosa de las tres, me despertaba una gran pasión y lujuria, y en sus ojos podía ver que ella sentía exactamente lo mismo por mí. Era como si las tres hijas de la señora fueran la misma mujer en épocas diferentes de su vida.

Devuelta al mueble, la dueña saco 3 bandejas de porcelana, adornadas con flores y detalles en pintura dorada, las 3 eran de tamaños diferentes, una grande, una mediana y una pequeña, y se refería a ellas como si fueran para servir un gran banquete, en mi mente una idea macabra surgió, estas bandejas no eran para comida como tal, eran para un parto… podría ser este el gran banquete al que se refería?... trate de no darle importancia y seguir escuchándola, de uno de los pequeños cajoncitos saco unos pendientes en oro blanco y con detalles en rubís, tenían algunas cadenas y terminaban en una cruz. Ella los tomo, los beso y dijo algo en latín a lo cual le pedí una traducción... “Dios existe, Dios existe”……(el resto no lo logro recordar), me los entrego diciéndome que estos pendientes me iban a proteger de todo mal, de todos los demonios que me asechaban, en ese instante recordé mi biblioteca mental, grandes estanterías de libros con cubiertas rojas y letras doradas, pero había una colección singular, los tomos de una enciclopedia en los cuales se hablaba de cada uno de los demonios existentes, una enciclopedia escrita entre el año 1200 y 1295 D.C. sobre esto tuvimos una discusión en cuanto a su existencia,  y la forma de manifestarse, curiosamente el ultimo de la lista era Ganesha pero más atrás se encontraba Malaquías, a quien se le atribuía el manifestarse por medio de elementos arquitectónicos y todo aquello que estuviese dentro de la casa que habitase, en ese momento note que en la parte más alta del gran salón había una cenefa, donde estaban cada uno de los demonios esculpidos en alto relieve, y al nombrar a Malaquías, la misma loza que lo representaba a él se desprendió desde lo más alto para caer sobre la cabeza de la dueña de la casa, me abalancé sobre ella para evitar la tragedia pues muy seguramente un golpe de este tipo la mataría al instante, quise devolverle los pendientes pues era evidente que en este lugar habían presencias mas allá de la razón humana, a lo que ella se negó argumentando que a mí me hacían más falta que a ella. A pesar de todo lo ocurrido y de su apariencia benévola esta señora y toda su familia no me despertaban confianza, sentía que había algo oculto y macabro detrás de ellos y su aparente buena forma de ser…




Desperté, pero inmediatamente volví a cerrar los ojos queriendo ver mas allá de lo que este sueño me había mostrado solo para darme cuenta de lo que pasaba a continuación, imágenes borrosas de un futuro en el cual ella y su familia me pedían algún tipo de iniciación, además de darme una demostración de su poder, en el cual esta señora a la cual jamás le conocí el nombre, se hacía ahorcar permaneciendo en esa postura hasta 2 horas sin morir, para luego elevarse levitando sobre nosotros con una fuerte luz azul al parece proveniente de su interior y que salía despedida por sus ojos, su boca, su nariz, sus oídos y todos los poros de su piel.

Eso fue lo último que vi del sueño, al volver a abrir los ojos intentado recordar cada uno de los pequeños detalles del sueño no te algo extraño en el techo y en la pared de mi cuarto, constantemente cambiaba la intensidad de la luz que se colaba por las cortinas, haciéndolo a veces más oscuro y a veces más claro, haciendo que la pequeñas sombras se apoderaran casi de todo el recinto y luego volvieran a su forma natural, como un latido lento y agónico…

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